sábado, 17 de enero de 2009

Los analistas bursátiles y la pajolera idea

@S. McCoy - 17/01/2009 06:00h


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¿Se puede saber a día de hoy el valor de una empresa y determinar por tanto, con un mayor o menor precisión, si está cara o barata por la comparación con el precio al que cotiza? En mi modesta opinión la respuesta es no, salvo contadas excepciones que afectan fundamentalmente a negocios regulados. El análisis fundamental ha entrado en estado de coma. No sabemos por cuánto tiempo. Pero es así. Las predicciones de los expertos en la materia confunden más que ayudan, al menos de momento. Y la abundancia de potenciales escenarios futuros invalida cualquier pronóstico que puedan hacer por la amplitud de su rango. ¿Supone esto la muerte de esta controvertida industria? No lo creo. Sólo digo que la incertidumbre actual la deja en un impasse que provocará, como ha ocurrido en otros ámbitos de la actividad financiera, una contracción severa de su dimensión, si es que no se está produciendo ya.

Efectivamente. Por ir de lo genérico a lo específico, caben dos aproximaciones para llegar al valor por fundamentos de una sociedad cotizada: top down y bottom up. La primera persigue establecer un escenario macro a partir del cual analizar la mejor o menor posición relativa respecto al mismo de la empresa estudiada y la oportunidad o no de invertir en la misma. Por poner un ejemplo cercano a todos: si el supuesto principal de partida es una desaceleración económica, intuitivamente se puede concluir que no es buen momento para los consumos cíclicos, como ha quedado demostrado por otra parte. Por el contrario, en la aproximación bottom-up se recorre el camino inverso. Partiendo de la realidad operativa y financiera de la firma en cuestión, se determina su mayor o menor atractivo, potencial que se contrasta con el entorno macro. El análisis top-down queda normalmente reservado a los estrategas, y suele terminar con una propuesta genérica de asignación de activos o asset allocation, proposición que determinaría teóricamente el 90% del éxito o fracaso de una cartera que replicara sus decisiones. De ahí su importancia y repercusión mediática. El ajuste fino correspondería a los especialistas sectoriales que serían los que, con sus propuestas específicas de inversión en empresas concretas, rellenarían cada uno de los paraguas propuestos por esos gurús.

Pues bien, ya se trate de recorrer el camino de arriba abajo o de abajo arriba, la conclusión a la que uno llega es la misma. De una claridad meridiana, por otra parte. Luz frente a las sombras que se ciernen sobre el sector. En el momento presente resulta imposible determinar, con un mínimo de certidumbre, las variables económicas clave que caracterizarán el curso de la economía no ya en los próximos años, sino meses. Sabemos que estamos en recesión, pero no tenemos ni idea si nos abocamos a una rápida recuperación o si estamos condenados a una severa depresión. Ni pajolera, vamos. Es verdad que el análisis es interpretación, como padece este mismo McCoy que les escribe todos los días. Perfecto. Y que el futuro es, por definición, incierto. Fantástico. Y que cualquier proyección no deja de ser una opinión. Fenomenal. Verdades como puños que no seré yo quien las niegue. Sin embargo eso no quita para que volvamos al elemento nuclear de la cuestión: la mayor o menor predictibilidad que se puede derivar de las conclusiones que se extraigan de un escenario como éste que es la que, en definitiva, determina su validez.

Lo van a ver más fácilmente desde este otro ángulo, que nos lleva de la mano a lo que popularmente se conoce como análisis fundamental. Vayamos con el PER, medida estática de valoración. ¿Está la bolsa cara o barata? Depende de la P y de la E. Muchos gestores miran lo primero y se olvidan de lo segundo. Como ha caído mucho la P, entonces muchos valores son una oportunidad. Claro, claro. Salvo que la E no se haya contraído más aceleradamente, digo yo. Tomemos como referencia el S&P 500. Estimado de beneficios del consenso de mercado en diciembre de 2007 para el ejercicio 2008: 84 dólares de media por acción. Bueno, no está mal. Merma del indicador esos doce meses: 40%, por redondear. Realidad de los resultados a cierre de año (estimados): 48,85 dólares, cifra que la realidad puede hacer aún peor, si nos atenemos a lo conocido hasta ahora. Nadie va a perder la oportunidad, como hemos señalado en alguna ocasión, para sacar su morralla de balance. Y, ¿entonces? Menos 40% en el numerador, menos 40% en el denominador, ustedes mismos. Y 2009 pinta igual: ¿qué se preveía a mediados de 2008, junio, para este año? 70,13 dólares. ¿Y ahora? 42,26. Otro -40% que es la cifra mágica que asoma por doquier. En 2002 el suelo fueron 24,67 dólares por acción. Alguno en Estados Unidos se pregunta por qué esta vez ha de ser diferente. En cualquier caso, la capacidad de los analistas para aproximarse a una cifra certera deja mucho que desear, ¿no creen? Quitémonos las caretas.

Cuando no se pueden estimar con exactitud los beneficios de unas empresas a las que la ausencia de financiación está obligando, en muchos casos, a reducir sus posiciones de tesorería, hablar de rentabilidad por dividendo como argumento inversor parece casi un chiste. Aún recuerdo cómo hace pocos meses ese era uno de las razones fundamentales para comprar entidades financieras británicas. Toma ya. Dios coja confesados a los que decidieron oir aquellos cantos de sirena. Pero no es sólo eso. En esta reveladora columna de Floyd Norris en New York Times del pasado 9 de enero, que comienza con la premonitoria frase “los dividendos nunca mienten”, el autor hace la cuenta de la vieja para desmontar tal afirmación, si añadimos, como habría que hacer, la recompras de acciones para amortizarlas como forma adicional de remunerar al accionista (toda vez que el beneficio individual de cada acción crece). Pues bien, entre 2004 y 2006, de los 2,4 billones de ganancia de las firmas del S&P 500, 900.000 se dieron a los socios. Perfecto. Por su parte, las compras de los propios títulos se dispararon hasta 1,7 billones. Ummm. Algo no cuadra. En efecto: el dinero crediticio fácil y barato permitió financiar hasta 200.000 de riqueza falsa para los inversores que ahora hay que devolver. Pero entonces poco importaba: disminuía el coste medio ponderado de capital, crecía el BPA, se disparaba el ROE. Miel sobre hojuelas. La mentira tiene las piernas muy cortas.

Cuando todos los argumentos anteriores fallan, y es imposible igualmente determinar, con suficientemente grado de certeza, dos de los cuatro elementos que son la base de cualquier modelo dinámico de valoración (flujos de caja y crecimiento a perpetuidad; los otros son rentabilidad sin riesgo y prima), la industria, que ve su supervivencia en juego, rescata métodos que parecían olvidados para justificar sus propuestas de inversión. Ahora el ratio de moda es la Q de Tobin que, en esencia, no me sean tiquismiquis, determina que una compañía está cara o barata poniéndola en contraposición con el coste de reposición de sus activos, derivada ilustrada del tradicional Precio sobre Valor en Libros. Bien, desde la óptica del inventor del ratio, la frontera entre precio y valor la marca el que el indicador esté por debajo de 1, oportunidad de compra, o no. Vista la debacle que se ha producido en las cotizaciones bursátiles, muchas firmas supondrían una ocasión histórica para un gestor racional. Ah, vaya, vaya. Claro que hay un pequeño problema, en un entorno de normalidad económica, el ratio puede servir cómo orientación siempre que se puedan valorar adecuadamente, primera y principal objeción, los bienes, incluidos intangibles, de la compañía. Que ya es pedir. Pero en un entorno como el actual, la cosa se complica. Y mucho. Y si entra en juego la deflación, que no desinflación, no les quiero ni contar dadas las distorsiones que puede introducir en la medida por el lado del denominador, encareciéndolo automáticamente. Cuidado.

Terminando que es gerundio y no tenemos todo el día. Conclusión: sean extraordinariamente escépticos con las opiniones de aquellos que, siendo arte y parte en este negociado, utilizan referencias a día de hoy más que inciertas para inducirles a colocar su dinero en uno u otro sitio. La ausencia de elementos objetivos medianamente seguros que den validez al análisis fundamental, recorta drásticamente su utilidad. ¿Qué hacer entonces? No, no me voy a lanzar de cabeza al análisis técnico, Dios me libre. Para mi siempre será condición suficiente y no necesaria. Es momento, sin embargo, de volver a la previa, tantas veces olvidada a la hora de comprar bolsa: conocimiento del negocio y recurrencia del mismo, fiabilidad del equipo gestor, posición competitiva en entornos de desaceleración, situación de caja y endeudamiento, consistencia en resultados, riesgo regulatorio. Tomar, analizados esos factores, una decisión previa subjetiva, no referenciada a una discrepancia valor-precio. Y entonces, y sólo entonces, tratar de determinar si ésta divergencia existe o no. ¿Un proceso intuitivo? Claro está. A ver en qué creen que se basa la industria para establecer sus predicciones. Fingers are in the aire, everywhere I look around. En fin, Serafín, el lunes más. Sean buenos.
DESDEFLACIONANDO

Si supieras que el peor de los escenarios económicos posibles es la deflación y tuvieras una maquina para fabricar inflación artificial, ¿Qué harías? El gobierno español lo tiene claro. A diferencia de lo que parece, el hecho de subir absurdamente todas las tarifas, tasas y patrones de cálculo de los precios públicos en transporte, energía, logística y allí donde fuera posible, busca frenar esa cruda realidad deflacionaria para mediados de año. Lo han hecho aun a sabiendas que los factores que actúan sobre el coste de la mayoría de los precios públicos también van a bajar y lo que es peor, la mayoría de esos precios que ahora se han revisado al alza ya deberían de estar siendo rebajados pues el coste del carburante con el que se hacen factibles ha caído un 70% desde la última revisión.

En este caso volvemos a tener una buena solución demasiado tarde. El problema deflacionario no depende de pequeños remaches legales sino de políticas de calado mucho más estructurales que ahora no da tiempo a ejecutar. Aumentar el coste de todos esos servicios públicos por encima del 4% busca amortiguar una caída de precios que ya empieza a ser preocupante. De momento logrará anestesiar los efectos iniciales de ese concepto y, aunque algunos de los servicios expuestos a ese nuevo tarifario no entran en la cesta del IPC si actúan a la larga o en segunda instancia en los de los productos que si son incorporados en ese listado rojo. Me parece bien hacer algo en ese sentido, mientras vamos pensando otros parches. Pero, al tiempo que las tensiones sociales se acerquen, aun queda, ¿se imaginan la cara que hubieran puesto los sindicatos si los convenios se hubieran tenido que revisar en negativo? ¿Qué se trasladaría al mercado en un espectáculo gigantesco de caída del precio global de las cosas? ¿Qué sucedería si se hiciera un cálculo del IPC con elementos como la vivienda? ¿Por qué Alemania refleja el coste del alquiler en su IPC y nosotros no por ejemplo? Sigo recomendando leer más allá del teletipo y buscar las razones menos claras de las cosas.

Perspectiva técnica de cara al 2009 - cotizalia.com

Perspectiva técnica de cara al 2009 - cotizalia.com: "Perspectiva técnica de cara al 2009

@Yosi Truzman - 17/01/2009 06:00h

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Este análisis pretende ofrecer un marco de referencia desde un punto de vista técnico de la situación en la que se encuentran los mercados de Renta Variable mundiales así como de las distintas alternativas con las que nos podríamos encontrar a lo largo del recién estrenado 2009. A lo largo de este informe se llega a la conclusión de que los índices bursátiles presentan 3 posibilidades para este año.



La primera sería la ruptura de los mínimos alcanzados en noviembre de 2008 que podría llegar a provocar un nuevo desplome de los índices hasta llevarlos entre un 30 y un 40% por debajo de los niveles de cierres del año 2008. Las 2 otras alternativas tendrían un comportamiento similar a lo largo de este año aunque con implicaciones netamente diferentes para el año siguiente.



La conclusión a la que se llega tras analizar los principales índices occidentales es que es más probable que los mercados estén dentro de alguna de estas"
http://www.cotizalia.com/cache/2009/01/17/opinion_66_perspectiva_tecnica.html


Jornada de rebote que se queda en poco de nuevo por los bancos

Viernes, 16 de Enero del 2009 -


La renta variable europea rebota en la sesión de hoy, quebrando así la racha de siete descensos consecutivos, aunque el mal comportamiento de última hora del sector bancario, cierra con un descenso del 0,27 por ciento, provoca el cierre en zona de mínimos. El Euro Stoxx 50 finaliza la jornada con un ascenso del 1,05 por ciento y el Ibex 35 repunta un 0,10 por ciento hasta los 8.620,1 puntos.

La primera parte de la sesión se ha caracterizado por compras decisivas gracias al buen cierre de Wall Street y Asia, tras el rescate del gobierno sobre Bank of America por los problemas en asimilar la compra de Merrill Lynch. Sin embargo, la publicación de resultados de Bank of America y de Citigroup dejan claro que la situación en el sector financiero es problemática y sin síntomas de recuperación. Además, los rumores en Wall Street apuntan a que JP Morgan y Wells Fargo podrían ser los siguientes en tener problemas. Los títulos de JP Morgan se dejan un 6,12 por ciento y los de Wells Fargo se desploman un 9,47 por ciento. Banc of America cede un 8,53 por ciento y Citigroup sube un 2,35 por ciento.

En el lado macroeconómico hemos conocido los datos de inflación o mejor dicho de deflación. En diciembre, el IPC estadounidense descendió un 0,7 por ciento y mostró su tercer mes consecutivo de caídas. En tasa interanual los precios suben solo un 0,1 por ciento. La caída de los precios de la energía, especialmente los de la gasolina, provocaron esta fuerte caída. El índice de energía descendió un 8,3 por ciento en diciembre. Dentro de la energía, el índice de gasolina retrocedió un 17,2 por ciento y contabilizó casi el 90 por ciento del total de los componentes del índice.


La producción industrial en diciembre descendió un 2,0% y de nuevo se mostraron en casi todas las industrias. La producción de octubre se revisó al alza en octubre pero a la baja en noviembre. En el total del trimestre la producción industrial cae un 11,5% en tasa interanual. En una tasa del 103,6% frente a la media de 2002, la producción en diciembre se situó un 7,8% por debajo de principios de año. La producción manufacturera descendió un 2,3%. La producción de la minería baja un 1,6% y la de electricidad y gas se mantuvo sin cambios. La capacidad de utilización cae hasta el 73,6% (un 7,4% por debajo de su media de 1972-2007) y en niveles no vistos desde diciembre de 2001. Mal dato macro, que confirma la tendencia de datos negativos conocidos en la última semana, que se encuentran por debajo de las estimaciones, y que confirman que nos encontramos en una profunda recesión en los Estados Unidos.


El único dato positivo lo conocimos desde la confianza del consumidor preliminar. Asciende hasta 61,9 desde 60,1 de diciembre y frente a 59,0 esperado por el consenso de mercado.


En el mercado de divisas, la mejora ante el apetito por el riesgo provoca un rebote del euro y una corrección del yen. El euro dólar sube un 0,56 por ciento hasta 1,3233 y el euro yen sube un 1,06 por ciento a 119,64. El dólar yen asciende un 0,58 por ciento a 90,39.


El crudo ligero USA se ha girado en la última hora y cede un 2 por ciento hasta los 34,70 dólares, después de que informes reflejaran la falta de espacio para almacenar el crudo y el gas que no está siendo consumido ante la falta de demanda.
¿Qué pasará la próxima semana?
Los datos a los que habrá que estar atentos la próxima semana serán:

* Encuesta de Población Activa (EPA) en España
* Afiliación de extranjeros en España
* Coyuntura turística hotelera en España
* Solicitudes de hipotecas MBA en Estados Unidos
* Permisos de construcción en Estados Unidos
* Encuesta de clima económico en la Eurozona
* Pedidos industriales en la Eurozona
* IPC en Reino Unido
* PIB en Reino
* Índice de precios al por menor en Reino Unido
* Desempleo en Reino Unido
* Ventas al por menor en Reino Unido
* Indicador de confianza empresarial en Francia