martes, 3 de marzo de 2009

UN NUEVO PARADIGMA

Globos Realmente estoy sorprendido por el nivel de entendimiento que tengo en ciertos lectores. Reitero que puede ser culpa mía pero la verdad es que algunos no han comprendido nada o poco de lo que dije en el post del “corralito español”. Puedo adelantar que no he hablado de las cosas de las que se me acusa y para ello exijo que se lea el artículo con disposición y precisión. He recopilado varias opiniones y estoy preparando respuestas porque creo que son muy graves algunas acusaciones. Lo haré luego pues aun parece que siguen llegando más comentarios y mi intención es saldar el asunto del modo más ejecutivo posible.

Durante estos meses se han producido en el conjunto del mundo más cambios que en los últimos dos siglos. La centenaria banca de inversión ha desaparecido y los sistemas reguladores están bajo revisión. Ha sido necesaria una masiva inyección de dinero público para salvar el sistema en el momento que la economía tradicional y sus modelos están en entredicho. Es por eso que si analizamos con exactitud que representa todo ello nos daremos cuenta que estamos sufriendo un cambio de paradigma, una regeneración estructurada a partir del conocimiento y el valor del talento global y que de momento sólo aparenta poder ser un hecho doloroso. En este blog he intentado situar el escenario, hablar de un ecosistema que se resiste a morir pero que se regenera poco a poco hasta el punto que pronto parecerá otro.

Ahora se me antoja imprescindible escribir, y así lo haré inmediatamente, de modelos de creación, de territorios de conquista, de que podemos hacer para padecer lo mínimo posible. Me apetece explicar la forma poliédrica de ese nuevo sistema que se agarrará con fuerza a conceptos como la inteligencia distribuida, a los prejuicios 2.0, a la gestión moderna y a la gestión del futuro. Necesito hablar de los cubículos del conocimiento, del talento global, de pensar diferente, de pensar compartiendo, de conectar cerebros, de cuenta de resultados como deceso de las ideas, del efecto contagio de la colaboración, de la garantía de la exclusividad como valor del compartir, del caudal de pensar conjuntamente y no tanto en equipo, de cambios inevitables, de gestión del conocimiento en las organizaciones del futuro, de modelos y razones de las comunidades virtuales, de alianzas de éxito como valor democrático de las empresas más débiles, de sociedades dinámicas, de las ventajas de esta crisis, de los negocios transparentes y de la recesión permeable. A eso me pongo ahora mismo, pues los que entiendan que esos conceptos son los vértices de un polígono repleto de ventajas, tendrán muchas más herramientas para decidir. Cuantos más seamos más sentido tendrá llevar ese brazalete, esa pulsera de la verdad, del conocimiento, del pensar por nosotros mismos. Es momento de razonar, de construirnos la esencia individual a partir del conocimiento y no tanto del discurso oficial. Este es mi blog y el de los que lo leen, incluso es de aquellos que lo critican pero, guste o no, escribo de lo que a mí parece adecuado.

Se avecina un momento mágico y brillante. A medida que se acerca el horizonte, ese en el que hasta ahora solo se distinguen elementos negativos, un nuevo curso de la historia se está gestando. Para los que piensen que tras esta crisis, si la entendemos como un telón que baja tapando un escenario determinado y que, en teoría, esconde otro atrezzo y otra escenografía, se equivoca gravemente. Detrás no hay nada. Tras el telón no queda ningún escenario. Nada de lo que nos espera es similar a lo vivido. Ha llegado el momento de entender que un nuevo modelo es posible. Quien antes lo comprenda antes lo disfrutará.

De aquí surgirá, a corto plazo, un nuevo orden de prioridades de políticas públicas y un nuevo catálogo social de exigencias. Se reconocerán los excesos de las políticas pasadas y el papel regulador del Estado será revalorado, pero sólo serán montañas de errores y pasos en falso. Habrá un mayor debilitamiento del dólar, alta inflación por los precios de las materias primas, menor crédito e inevitablemente mayor proteccionismo una vez se pase una fase deflacionaria consecuencia de una parada técnica de la economía global. Pero aunque muchos se resistan a entender o aceptar la importancia de esta mutación, ésta se producirá.

Los paradigmas de la globalización conocidos serán poco a poco reemplazados otros nuevos. Un ejemplo: si los países no apoyan a sus sectores agrícolas, sus alimentos no sólo van a ser más caros, sino que pueden escasear. Aplicar la fórmula simple de aumentar las cuotas de importación pasará a ser parte de las políticas obsoletas.

Me niego a que se entienda este blog como una orgía de malos augurios, porque no lo fueron en su día ni lo son ahora. Me rebelaré contra los que me acusen de pesimista, a esos les inundaré el jardín de ideas. A quien asista a la verdad con mala cara solo les quedará asombrarse continuamente. Será un error irremediable entender el futuro inmediato como un retroceso, como un ecosistema de fracasos o como un océano de pobreza latente. Evidentemente que vamos a sufrir, mucho, pero los partos son dolorosos y estamos a las puertas de un nacimiento que va a revolucionar nuestra manera de entender la economía en concreto y la vida en términos generales.

Los gestores públicos lo saben. Se reúnen periódicamente en cumbres de jefes de estado para simular que estudian las soluciones, que adoptan medidas y que trabajan duramente para aliviar nuestros calvarios. Sin embargo saben perfectamente el tamaño del agujero, sus repercusiones a corto y medio plazo y el tamaño de la ola que se nos viene encima. A ellos hay que exigirles que nos hablen con naturalidad, que nos expliquen el alcance del problema, que nos asistan y amortigüen nuestra desgracia, pero que también nos permitan entender el volumen del cambio inminente, el significado de una revolución sistémica y el valor de ese nuevo modelo.

Estamos a las puertas de una revolución como ya lo estuvieron otros antepasados. Hace algún tiempo, al confluir diversos factores se reprodujeron sistemáticamente otros grandes cambios. La revolución industrial y tecnológica fueron grandes elementos de cambio, y convivieron con una crisis sistémica que adelantaba una mutación real y evidente en todos los estadios de la economía. La manera de traducir aquellos cambios siempre condujo a mejores escenarios pero también con una fractura notable del propio sistema. El modelo financiero actual que se sustenta en un crecimiento del valor del dinero por encima del coste real del capital, ha provocado un desajuste insalvable a estas alturas.
NUEVO PARADIGMA II

Reconozco que siguen pendientes las respuestas al artículo de "el corralito español". Me vais a perdonar, lo ejectuaré el fin de semana. Ahora quisiera recordaros que cada vez más gente se va a dormir sin cenar en el mundo occidental. Ese es un dato objetivo. Un dato que deriva de nuestras crisis subyacentes y las importadas. Existen tres tipos de crisis descritas: la de sistema, que se produce cada 80 años, la de etapa, que suele sucederse cada 15 o 20 y la coyuntural que suele ser cada cinco años. Hace ocho décadas vivimos el crack del 29, hace 15 la crisis de la década de los 90 y hace cinco la primera terquedad del sistema expansivo basado en las punto com. Esa encrucijada de modelos en crisis nos habla de una crisis sistémica. Un final de fiesta que no debe ser visto como algo negativo. Es una gran oportunidad para atender con ímpetu y valentía esa nueva revolución, una nueva etapa que me gusta definir como la revolución del conocimiento.

La revolución del conocimiento surgirá del valor de las cosas y no del coste de las mismas, será el momento de las grandes factorías de ideas, de pensamientos, de dudas, de estructurar la fabricación en base a su precio esencial y no tanto al especulativo. La especulación no es mala por definición pero si por derivación. Especular es algo intrínseco al hombre pero cuando lo que genera es desvalorar otros elementos de las cosas entonces es nocivo. La especulación es esencial cuando valora expectativas, cuando anima, cuando genera riqueza de pensamiento.

Ahora que el dinero es un bien natural y no un elemento práctico para la compra, el valor ya no se da por el interés de las cosas si no por la producción de las mismas. El sentido del patrimonio ha cambiado y con ello el paradigma económico también cambiará. Esta crisis sistémica es la mayor de las oportunidades que hemos tenido en los últimos dos siglos para establecer nuevos modelos de negocio, nuevos sistemas de relación financiera, nuevos vínculos entre empresa y gobierno, nuevas estrategias mucho más justas y, en definitiva, una nueva generación de ideas que fuercen los cambios imprescindibles que este mundo precisa.

Obviamente esto no deja de ser un deseo, pero nunca habíamos estado tan cerca de lo inevitable. Se pongan como se pongan en Washington, en Madrid o en Tombuctú, las medidas adoptadas en los últimos días, los rescates de los últimos meses y los llantos de las próximas semanas, no van a ser más que fotografías con tono sepia, lo bueno está por diseñarse, las respuestas por encontrarse y el camino por trazar. Confío todavía que seremos capaces, como sociedad civil o como clase emprendedora, pero aun quedan opciones. Al que me llame pesimista lo acribillo a ideas, al que me llame optimista lo silencio eternamente con datos objetivos que cada vez nos tocan a más gente y de más cerca.

En esta nueva era, en este nuevo ecosistema plagado de ideas, en ese nuevo mar en el que deberemos navegar, los que antes entiendan que deben impulsarse con vientos desconocidos, los que sepan que es tiempo de veleros y no de lanchas motoras, esos sobrevivirán, crecerán y serán mucho más felices. Los que escuchen a sus mandatarios, a esos dirigentes aparentemente perdidos, a esos que cambian sus previsiones una y otra vez, los que esperen de ellos que les ayuden a sobrevolar este momento crucial de la historia sufrirán mucho más. No es momento de subsidios sino de purgas, no es momento de alargar agonías sino de amputar aquello que está podrido. El sistema es demasiado duro y robusto como para permitir un parto sin dolor, pero el sistema no es inmune. El momento está cerca y me ilusiona enormemente que así sea. Deseo un mundo mejor para mi hijo, mejor que este. La oportunidad está diez metros de nuestra propia existencia, algunos ya hemos empezado a caminar hacia ella, otros lo harán pronto, al final todos.

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