jueves, 12 de marzo de 2009

DESPEDIR NO ES UNA SOLUCION

El paro aumenta sin ruborizarse. El número de parados registrados en el Inem subió en 36.492 personas en julio, con lo que la cifra total de desempleados se situó en 2.426.916 personas. Julio no ha sido normalmente un mes dado a la destrucción de empleo. Lo empezó a ser el año pasado por cierto de un modo casi imperceptible. Es muy preocupante que el sector servicios haya fabricado una tercera parte de los nuevos desempleados. Es una obviedad que en plena época estival, los servicios nunca sufrieron ese síndrome. Es la primera vez que así se plantea. Parece más normal que la construcción siga perfilando su destrucción como motor, pero también es significativo que la industria continúe destruyendo empleo a un ritmo también importante. Es decir, ni la industria está adoptando el papel de motor necesario y sustitutivo del de la construcción, ni los servicios están siendo capaces de absorber trabajadores en la mejor época del año para hacerlo. Pinta muy mal para el último trimestre. También es dramático que las dos comunidades donde las tasas aumentan con mayor intensidad sean Andalucía y Catalunya. La primera porque es remover el problema donde ya existía y la segunda porque empieza a ser evidente que una de las locomotoras del Estado empieza a detenerse con virulencia. Además, por si fuera poco, las cifras de contratación también bajan, y lo hacen con ánimo. Cae un 7,3%, al igual que los contratos indefinidos se desploman un 11,3% en un año.

Pero ante tanta mala noticia voy a intentar aportar ideas positivas. Por ejemplo, lo esencial para los empresarios será que no tomen decisiones que les impidan beneficiarse de la recuperación económica. Aunque vivamos la peor de las situaciones, el mundo seguirá girando y con él, muchos podrán resarcir sus negocios. Es importante que los emprendedores y empresarios que de aquí a un par o tres de años puedan volver a ocupar personas, ahora deban tomar iniciativas que no hipotequen sus opciones futuras. Considero que algunas empresas, sobretodo las que se encuentran fuera del alcance del tsunami inmobiliario, no deberían realizar ajustes indiscriminados en reducción de inventarios, activos, gastos, personal, marketing o en I+D.

Reducir costes sin estrategia a largo plazo para adaptarse a la desaceleración es un error fatal porque no estás preparado para la recuperación. Por eso propongo, y si lo desean pueden enviarme casos concretos, soluciones complejas pero de alto nivel estratégico. Por ejemplo, en el caso del inventario, en lugar de reducirlo, es mejor comprar más mercancías porque están baratas en la época de recesión económica. Reducir el consumo en marketing es nocivo porque, desde el punto de vista del cliente, éste tiene más poder de negociación y es menos leal en épocas de crisis. Gracias a esta época de incertidumbre económica es más fácil robar clientes a la competencia por medio del marketing. Otro error es el de rebajar precios, algo que siempre es malo porque reduces márgenes y porque lanzas al mercado una imagen de que el precio anterior no se ajustaba a la realidad. Para hacer más atractivo el precio se deben buscar alternativas: añadir accesorios baratos al producto, combinar ofertas de productos, ofrecer aplazamiento en el pago y otras.

Aunque la mayor de las equivocaciones es reducir plantillas. Se empieza por los eventuales y se acaba con todo Cristo. Las revisiones de empleo no deberían solo partir de concesiones a la facturación y se deberían establecer bajo el análisis de los empleados menos productivos o los que tienen menos futuro. De todos modos, no tiene sentido despedir a gente que dentro de unos años la vas a necesitar y probablemente es mejor mantener compromisos con los propios empleados y pactar concesiones por ambas partes. Sabemos que el resultado suele ser bueno cuando todos se implican en época de crisis y no se ataca al trabajador exclusivamente.

La cosa tendrá su miga según el tipo de empresa y será preciso apostar por aquellas compañías que puedan adaptarse a la demanda secundaria. Hay muchas empresas que encuentran la manera de seguir creciendo aunque la economía vaya mal. Una compañía que vende bienes duraderos puede crecer dedicándose también al mantenimiento y reparaciones de esos bienes. Otra manera de crecer sería ir a los países que registran mejor comportamiento, diversificando mercados.

Además, si la crisis afecta de un modo espantoso a los sectores cíclicos, como la construcción o la fabricación de bienes duraderos de primera mano, habrá otros que la sobrevolarán con garantías, los contracíclicos, como la educación, los bienes duraderos de segunda mano, la reparación y mantenimiento. Algunas empresas en la red vivirán esa doble opción. Hay empresas virtuales que representan bien el papel cíclico y otras que son el polo opuesto. Las empresas de servicios telemáticos regidos por patrones creados en los primeros años de esta década sufrirán y las que se han adaptado o parten de conceptualizaciones de larga cola podrán sobrevivir y crecer. Hay otras opciones pero las dejo para otro día.

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